lunes, 18 de julio de 2011

Diario: Nro. 47 - 18 de julio de 2011


Música

Penetra suavemente, río de aire con volados y movimientos de manos con castañuelas, y tules que me envuelven por dentro, membranas sobre mis órganos transformándose en poesía. Cuánta espera se termina con tu roce de blandura tocándome la tráquea como dedos en la piel del cuello, cuánto pulmón estalla y no, cuánto cuerpo dentro de los oídos donde chorrea tu líquida florescencia hacia gargantas entregadas como la tierra a la lluvia. ¿Y no sos mi carne? Sí, sos mi carne y mi médula, mi pobreza inhumana, torso abierto de par en par donde, sin embargo, no puede verse tu murmullo de amor cosido apasionadamente a los labios de los epitelios. Mi estatura de precipicio a fin, mi única dolorosa inanición de ausencia, mis ojos cerrados para retenerte como la memoria a lo que ya no es aunque poseas el corazón de mis pupilas; eso sos, y una humedad de pestañas que recolectan mis manos cuando se han cansado de sostener mi frente de piedra.

18-07-2011

sábado, 28 de mayo de 2011

Diario: Nro. 46 - 25 y 26 de mayo 2011


No estoy, y extraño una textura de constar en algún territorio que guarda un puñado de campo para mí; este instante carece de memorias y alumbra vacilaciones dentro del paraíso de la nada. Perderme es una costumbre cuya mano me arranca como a un telón que cuelga desde el borde de la garganta y cae arrugándose en el suelo. Abro una puerta desconocida, y respiro esas voluntades pesadas de cobardía, amables de desencuentro, peligrosas de hallazgos que nadie busca para no descubrir la obesidad de lo que no es. No estoy, y existo como la pintura que impregna la pared grumosa y verde; hace frío, hace quietud, hace pulmones que juegan a crecer como el mar. No estoy es la respuesta al olor lacio del espejo a cuyas preguntas temo más que al vaivén de los barcos de arena. Y segrego el único amor, vapor de deshielo sobre el pelaje oceánico de todas las cosas.


25 y 26 de mayo 2011

Poema 110


espectarnos, como recolectando colores de frutas sobre la mesa
insonora que pende del tiempo abierto, ese
que tus manos vivas saludan como lienzos bandereando
al cielo; ese
que me mira inocentemente con sus ojos de instantes, con sus párpados
de intervalos con un olor a llovizna pequeña de abril;

espectarnos, y ser manjares que no conocen las bocas de los rostros
exploradores de sabores habitantes sólo de las miradas,
y ser paisajes que siempre fueron y ahora vuelven a ser otros bajo
las luces de otros, amaneciendo, renaciendo tan perfectamente,
tan extraordinariamente,
que el tiempo mismo, abierto como una ocasión, espira el secreto de su
perfume.


3-4-2011

martes, 29 de marzo de 2011

Poema 107

En la humedad de paredes gentiles de sombras
encuentro pueblos cuyas puertas parecen alas que tocan,
ciegamente, naturalmente,
al silencio;
y no duele la lluvia dentro de sus bordes rectangulares,
no duele,
porque su aire de vaivén tierno sabe cómo abrazar esa desmesura que,
como un manto de temores,
pende del cielo parpadeante hasta mojarme
las manos.


28-11-10

Poema 105

Vuelta adonde están, perdidas, las razones
de tanto origen,
y por debajo del velo que cubre la plena luz
una migaja de sentido parece recuperar el habla, diciendo
con esa voz gastada, casi desconocida, casi hermana,
que nada concluye si los pasos se suceden
aun cansados
dentro del aire sediento de caminos


22-11-10

domingo, 23 de enero de 2011

Diario: Nro. 45 - 31-12-10


Aquí y Ahora

Para los que creemos que sólo existe el presente, el año que empieza es una abstracción, un artificio de la mente, una ilusión de días por nacer. El pasado es un collage de vivencias que anidan en algunas neuronas, es un rumbo marcado por la experiencia, unos pasos que nos llevan hacia un lugar y no a otro, una manera de sentir y de mirar que nos moldeó la vida. El futuro es un sueño, esperanzas, deseos, planes, cosas que pensamos que van a suceder, sucesos que no sabemos si tendrán lugar, acontecimientos que ansiamos que ocurran... Ni uno ni otro existen; sencillamente no son, porque lo único que verdaderamente es es el ahora.
Para todos los que lean esto, mi anhelo, ahora, es que vivan cada momento presente con total plenitud, abrazando las vicisitudes con las que la vida nos muestra quiénes somos realmente y qué fuerzas de perseverancia, de cambio o de aceptación alojamos, muchas veces sin saberlo, en nuestro interior; que puedan reconocer y sentir, en este presente incesante, la profunda fortaleza de todo ser, la libertad inseparable del espíritu, el amor como énfasis existencial, la paz absoluta que reposa debajo de todo ánimo y la alegría de ser en este segundo infinito, de ser un pedacito humano de un mundo devastadoramente hermoso y plural, de estar vivos Aquí y Ahora.



Diario: Nro. 44 - 24-12-10


Celebración

Familia y turrón. Y vitel thoné, matambre de mamá, piononos y panes dulces también de mamá, porque si no qué otros podrían ser tan ricos. 4 chicos, seis padres, mamá y yo, y las diferencias religiosas que no interfieren con un amor siempre verde, como el plástico que envuelve, desflecado, las ramas de alambre del arbolito.
Yo no creo en la navidad, ni en dios. Creo en el amor, en la energía vital que llevamos adentro y que nos hace pertenecer a este universo asombroso, a este mundo bellísimo que nos resiste, generosa y tozudamente, las agresiones y tanta indolencia. Somos parte de la vida, somos hermanos del cielo y de las flores, somos el olor de la tierra y el color de los bosques. El sol somos. Y el oxígeno que nos penetra la tráquea hasta ese otro árbol, el de los bronquios. Y la rica sangre que nos baña las células de pensar, de tocar, de sentir, de ser. Esa es nuestra inmensidad, el océano que nos moja las orillas anatómicas, los recodos donde se funden las neuronas y el espíritu, y nos hace seres que se entrelazan con otros seres más allá de las manos y los ojos. Esa es mi celebración.